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Pintura de Marcos Beccari

No necesitaba de alguna razón, yo estaba seguro de lo que sentía y eso me mantuvo con la creencia de que desde un inicio el paraíso se había hecho solo para los dos, me olvide de todo lo que alguna vez amenazo mi mundo, y seguí adelante, caminando a su lado, con la certeza de que siempre seria así.

Solíamos pasear por las tardes, justo en el momento en que el sol estaba por ocultarse, impregnando de un hermoso tono anaranjado a las nubes que viajaban sobre nosotros, no podría explicar el sentimiento que me causaba el verla pasear junto a mí, con la mirada puesta en los árboles, en la tierra, en el cielo. Siempre disfrute los momentos en que ella se fundía con la naturaleza, incluso cuando soltaba mi mano para salir corriendo lejos, sonriendo ante la libertad que encontraba al flotar entre la brisa; me llenaba el corazón verla volar, deteniéndose para acariciar las tantas flores que ahí crecían, me llenaba verla siendo libre siendo solo ella junto al viento. La veía a lo lejos y ella me veía a mí con esa sonrisa que me invitaba a levantar el vuelo, para disfrutar del paraíso que se había hecho solo para nosotros.

Al caer la noche las estrellas nos mostraban el camino de regreso, y el viaje siempre parecía eterno, justo hasta el momento en que nos encontrábamos frente a su casa, una vez ahí ella me abrazaba fuerte y caminaba hacia atrás para no perderme de vista, lanzando besos y sonrisas hasta el momento en que desaparecía tras la puerta.

Yo sonreía y rescataba del aire aquellos besos que aún quedaban suspendidos en el aire a través del camino, me gustaba imaginar que pronto no tendríamos la necesidad de separarnos, y buscaba en el cielo cualquier estrella que estuviera dispuesta a concederme quizá el deseo más grande de toda mi vida,  caminaba despacio disfrutando del viento, el mismo que hacía que ella fuera tan feliz, el mismo que en un futuro habría de ser testigo del amor tan grande que sentía por ella, el mismo que me acompañaba siempre que por pensar en ella prefería no dormir.

2 comentarios en “Viento– Para ustedes

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